Luxemburgo

El Gran Ducado de Luxemburgo es un auténtico Estado con una rica historia a pesar de su pequeño tamaño. Situada en el corazón de Europa, entre Francia, Bélgica y Alemania, ha participado en los principales acontecimientos europeos y es la única depositaria de la azarosa historia de Europa. Bajo el mandato de Napoleón, también fue el centro de las luchas de poder de las grandes naciones antes de conseguir la independencia.

Durante la Revolución Francesa, más concretamente bajo la Convención, Francia volvió a conquistar el ducado de Luxemburgo en 1794, capitulando su fortaleza al año siguiente. A ello siguió la anexión de su territorio, la transformación de dos tercios del mismo en un departamento francés en 1795 y la disolución del tercio restante en otros dos nuevos departamentos en 1797 bajo el régimen del Directorio.

En 1815, el colapso del imperio de Napoleón condujo a un rediseño del mapa de Europa con el objetivo evidente de crear una barrera contra Francia, y Luxemburgo se convirtió en una entidad política independiente. Luxemburgo se convirtió en un gran ducado y se unió a la Confederación Germánica, una asociación defensiva de 39 estados alemanes, convirtiendo la fortaleza de Luxemburgo en una fortaleza federal.